lunes, 14 de diciembre de 2015

Septiembre / Perturbaciones



El paso de la cima al abismo.

Un holocausto intestinal,una cueva de mariposas que permanecía sepia pero con el vuelo ajetreado, dispuestas a impulsarse con una dosis de shock simultáneo.

Sentías igual, aislado en un cuarto oscuro, preparado para sacar el polvo y dejar la casa limpia, prescindir de las arañas y sus servicios, quitar el manto espeso de su tela y ver la luz. Fumabas, apaciguado, con la euforia minimizada y sentado. ¿Quién era yo ahí dentro? una hiena estática, parado, sosteniendo los pedazos de tu alma también sepia.

Tu latido como una bomba, marcaba el tempo de un vals para las heridas y así sacudir el dolor, sucede entonces que no se apaga y sigue. Herido, ensangrentado y sucio, te bastaba eso para estar, actitud e indumentaria de héroe.

Por el contrario a mi me llegan las noches de sorpresa, como si se tratara de un alquiler, con el azul pesado. Ahora intento distinguir si he optado por el comodín correcto, tomar el veneno y morir o seguir colgado a la princesa, recibiendo pequeñas probadas de placer. 

Tengo el estómago y la mente en blanco, tengo hambre y tengo sed, estuve batallando durante horas, las horas de la magia, tengo la frente arrugada como un viejo moribundo. Repito para mi el cántico que me otorgó en secreto la luz al nacer: comienzo y final en indiscutible soledad.

A ti también se te ha otorgado uno y seguramente estás repitiéndolo ahora con la misma eufusividad con la que yo lo entono.

Estoy respirando de nuevo y desde este lado del motín escucho también tu aliento, escucho como cargas de nuevo el revolver para disparar a las nubes o a mi, reconozco entonces que has recuperado la fuerza y asumo que la guerra ha terminado al igual que este oscuro y aturdido septiembre.

Collage I




Los Miserables / Victor Hugo